martes, 11 de junio de 2013

"Metamorfosis...Puente"

Puente


El principio del final empezó con aquel disparo, el pistoletazo de salida del Apocalipsis: un hombre y una mujer enfrentados por el odio acumulado de la humanidad.

Ella disparó y lo hirió de muerte. Se dio cuenta de lo que había hecho y se acercó corriendo nerviosa a él.
Entre lágrimas espesas que caían como plomo al mar negro de la desesperación infinita abrió él el puño de la mano que no empuñaba la pistola: allí estaban; las siete balas mortíferas, que en un silencio de otro mundo comenzaron a caer en otro tiempo ajeno, muy despacio, hasta chocar contra un suelo que empezaba a resquebrajarse y estas desaparecían convirtiéndose en polvo, y poco después en un humo cenizo que comenzó a asfixiar el aire.

Todo se paró. La mujer también cayó. Viento. Frío. Desaparición. No quedó nada a su paso por ese lugar.
Un cielo azul propio del espacio cubrió esa brecha.
Un grito ahogado del más profundo dolor sin consuelo de las voces aprisionadas entre rejas y cadenas amordazadas de aquellos mártires de la humanidad en su locura, muertos entre tormentas de hogueras.

Todo estaba destinado a morir.
Cada ciudad explotó poco a poco, cada rascacielos construido cayó desplomado, cada alma perdió su voz…

Se acabó todo lo que había existido hasta ese entonces:
El fuego penetró en los corazones ahogándolos entre flamas; el aguada atacó con la voracidad de una jauría de monstruos sobrenaturales y mató el alma; el viento arrasó los sentimientos hasta que vació todo cuanto encontró y la tierra engulló con furia lo poco que quedaba entre risa maníaca que emergía de sus entrañas.

No habría un final feliz… solo desaparición y destrucción profunda…  

"Metamorfosis... Vejez"

Aplauso a un Réquiem inacabado


Armonía, deliciosa paz y suave tranquilidad,
Ahora tú eres ya tu filosofía, tú sola deidad.
Ves en un banco sentado,
A las palomas comer de tu mano,
Ves como pasa el tiempo,
Pausado, lento…
Pero ya ves allí, no lejos, el horizonte, perfecto…


El atardecer es como ver volar al ave fénix resurgiendo en un mar de cenizas ásperas, que avanzan cada vez con más fiereza.
Ves como lucha para escapar de ellas, elevándose cada vez más y más; escabulléndose entre el arco vivaz tricolor que ilumina el asfalto y que se abre como una puerta de acceso a otro mundo, directo a la jaula del ocaso; y cruza extendiendo su larga cola su umbral, aleteando majestuoso hacia el cielo, perdiéndose ya entre el final del día…

Simplemente disfrutar sola de tan acogedor y embriagador silencio, con la lentitud propia de los copos de nieve al caer en una pacífica noche invernal, con la sola compañía de quien pasea en una sendero vacío, únicamente preocupada del paso del tiempo en una realidad aparte o la música de la danza de las hojas secas que quedan al caer despedazándose en el suelo con el acompañamiento mecedor de sus ramas consuela de vez en cuando mis oídos.
Continúo mi paseo tranquilo, y cuando salgo de este mundo casi fantástico me vuelvo a chocar de frente con la realidad ruidosa y escandalosa:
Coches, aullidos de sirenas que precipitan el ánimo y que matan el pensamiento, conversaciones varias de todo tipo de bocas, alegres gritos de los mozos que se divierten columpiándose, el trino de la lucha de dos pájaros y el monótono pesimismo de una mosca perdida al revolotear cansada en su existencia.

El cielo comienza a nublarse, tiene ganas de estallar en un grito que pueda callar a este insoportable ruido. Me decido por regresar a casa, no quiero ser la cabeza de turco sobre la que recaiga su furia.
Llego, me siento en el sillón que está situado al lado del amplio ventanal que me suplica su apertura para respirar y me tumbo relajada a esperar su comienzo.

La lluvia al caer forja una bella melodía de cuya tranquilidad no me quiero desprender. Tan dulce, tan pacífica, llena mis oídos de tan armonioso cantar.
Es breve, corta, apenas unos minutos, pero lucha por seguir, por quedarse, por no abandonar a la seca tierra que la implora desde dentro, esa tierra que grita a su auxilio bienhechor.
Al final no para tan pronto como quieren, persiste, más suave y silenciosa que antes, parece que te acaricia con su frescor. Empieza ya su perfume de tierra recién mojada, pequeñas gotas descansan ya sobre las hojas.
Silencio.
No se oye ni un murmullo, ni una débil respiración: parece que el mundo calla para escucharla cantar.
Un trino de un gorrión interrumpe su melodía para alegrase de la llegada de la tan ansiada lluvia.
Viento fresco que inunda, canto que ya se extingue. Ya quedó muda. Sus lagrimitas continúan, pero ya son tan finas que apenas se ven.
Ya solo quedan los restos de las ventanas y toldos, contadas gotitas que componen su conversación íntima rítmica, sin que nadie las pueda entender.
Ya paró. Y de nuevo regresan los ruidos y la velocidad desmedida. Y todo vuelve a la normalidad.


Ahora ya todo es paz en mi interior. Me gusta reposar en el balcón de mi casa, la de aquel pueblo perdido entre los recuerdos y los planos, chiquitito, de apenas unos vecinos rememorando la juventud que se fue y ahora solo quedaron las vivencias sabrosas, porque el tiempo todo lo cura y lo malo ya se olvida.
Aunque pienso que antes todo esto se apreciaba más, ahora con tanto coche, carreteras, y rascacielos no se ve nada, no se siente a nuestra primera madre, la natura, que derrama cada vez más sangre por nosotros, como veíamos en las procesiones a Jesucristo en la cruz, mientras la banda acompañaba a las mantillas y peinetas…
Y el mundo parece que está al revés, y no lo entiendo; será porque ya soy vieja y esto me queda grande, y no comprendo esta realidad tan negra y febril que mata al alma de espanto.
Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor, no lo creo, pero tampoco afirmo que los futuros cumplan una verdadera mejora, que los que caminan por la calle son marionetas y autómatas, todos pegados a esos cacharros que llaman móviles, que lo único que hacen es atontar el cerebro.

Y luego ves como los mozos y mozas desperdician ese tiempo tan preciado que es su juventud, porque pasa mucho más rápido de lo que creen: cuando tengo la ocasión de hablar con alguno de sus palabras emana la prepotencia y un aire de superioridad que jamás había conocido, y me desconcierta en gran medida esa actitud.
Además ya no se siente el amor como antes, me parece que lo quieren hacer todo mucho más complejo de lo que verdaderamente es.

Y todo bulle y emana a toda velocidad, no me da tiempo a poder acostumbrarme al instante eterno, es demasiado rápido, exageradamente precipitado: todos corren de un lado a otro sin importarles más que ir corriendo, sin disfrutar de lo que ven y oyen y perciben, y se les escapan momentos verdaderamente espectaculares, y cuando lleguen a mi edad, ya avanzada, verán como su vida se les ha escurrido entre los dedos como la arena.
Pero a mí, por otro lado, la edad me permite también saber apreciar todo más, ir más despacio, caminar, llevar un paso lento, detenerme, hacer silencios, saber que me importo y con eso me basta.

Soy feliz. No necesito más, pero me entristece ver como se superponen ahora las solapas de las distintas generaciones futuras. Y ya sé que queda poco para reunirme con Ella, y la esperaré escuchando solemnemente la clásica música de las voces doradas que se extinguieron hace siglos.



Me siento totalmente tranquila por una vez, relajada física y espiritualmente, contemplando un amanecer gris que quedó tras la lluvia, en la más pacífica soledad, en una soledad conmovedora en la que me embriaga ya el silencio más puro, en la que me acuna con cuidado y cariño hasta que yazgo en la paz, la paz infinita…


La vida aún no ha terminado,
 pero ya se está bajando el telón.
El cuerpo ya cede, quedó cansado,
se acerca el fin de esta virtuosa función.
Se oye el aplauso doloroso a un Réquiem inacabado.

Niña en una habitación. Soutelo de Montes

La segunda fotografía.

Soutelo de Montes.


 

La imagen refleja una niña sola en una habitación, con un muñeco en los brazos.
Por un lado refleja una profunda y perfecta soledad, el miedo en su rostro pequeño y redondito al no saber que está frente a ella. También odio y rabia por sentirse vulnerable, sola, perdida. Inspira una terrorífica sensación de vacío interior.
El entorno de la habitación, simple, oscuro, acerca la simpleza y belleza de no tener nada.

Muestra un lado negativo, pesimismo, terror y odio hacia cualquiera que se le acerque.
En mi punto de vista representa ese odio, esa rabia hacia el género humano, plasmado en una niña pequeña (el símbolo más puro de la inocencia), de apariencia adorable, con sus trencitas, pendientes, y anillo en el dedo que parece atarla a algo o alguien, sosteniendo una pieza que parece ser de porcelana, que simboliza la fragilidad y fugacidad de todo cuanto hay en este mundo cruel y despiadado, que parece anunciarse en sus ojos, redondos y oscuros.
Y la expresión de su rostro es amarga y melancólica, como la pared del cuarto en el que está.
Y con sus manos agarra esa fragilidad.

Su sombra se duplica en la habitación, vacía y oscura como los interiores de la raza humana que alimenta…

Retrato de estudio: niño con escopeta

Impresión de una de las dos fotos que tuvimos que en elegir en la exposición de fotografía de Virxilio Téyez, mostrándonos otra perspectiva de la posguerra tras la Guerra Civil española. Os la recomiendo, está muy bien, se encuentra en la Fundación Telefónico de Gran Vía.



Retrato de Estudio.
 



 
-Hola, pequeño. –Miro al niño que delante de mí balancea sus piernas y contempla todo el entorno curioso, desde la silla en la que está sentado. En frente, un retrato suyo.
-Hola- Dice tímido.
-¿Cuántos años tienes? –Le pregunto.
-Voy a cumplir 6. –Le sonrío dulcemente.
-Estás muy guapo en la foto. Pero, ¿por qué llevas una escopeta? –Se le iluminan los ojillos.
-Porque cuando sea mayor voy a ser militar, como esos generales que tienen muchas medallas. Y en la foto me quise parecer a uno de ellos, que siempre están muy serios.
-Entonces, ¿quieres ser militar para ganar medallas y condecoraciones?
-¡Sí! –Responde eufórico- Y también para ponerme esos uniformes tan bonitos que llevan. ¡Y para matar a los malos!
Con las manos hace la forma de una pistola, y dispara en voz alta.

Poco después me deja contemplar en silencio su retrato.
Con pesadumbre pienso que está bien servir a la patria, pero el amor a las armas es algo más…que en esencia para mí no es más que el amor por matar, proyectado por el odio hacia otros del género humano…

jueves, 6 de junio de 2013

"Metamorfosis... Edad Adulta"

Sonata de pensamientos inútiles


Humo, facturas, desesperación.
Suicidio desde un rascacielos de la voluntad.
Caída en el vacío del sufrimiento.
Tristes somos autómatas, marionetas de titiriteros.
Cadenas, hierros, prisión.
Destrucción y comienzo de una calamidad.
Nuestra voz se esfuma en el viento.
Pensamientos ahorcados y aprisionados por los reos…


Se escucha ahora la suave respiración profunda de una ciudad que se va despertando con toda la fuerza de un titán para dominar con mano de hierro a todos aquellos que se extienden a sus pies de plomo y cemento gris.
Se observa un cielo con nubes que parecen las bocanadas de un humo ácido negro de un tren que parte de la desesperación…

Y es ahora cuando nos damos cuenta de que nuestra esencia es absorbida por las lenguas voraces víboras venenosas del mundo.
De que no es la vida más que un pedregoso sendero de zarzas y ortigas puntiagudas cuyos muros de hormigón y altas torres de aluminio nos devoran y nos impiden ver la luz del Sol. Nuestras vidas son ya los sueños rotos de un joven potrillo que se estrella al intentar desplegar sus alas, que se caen marchitas nada más abrirlas…
Y entonces te llenas de valor, todo artificial, y ves que ha llegado el momento de atravesar el espejo del miedo, de la inocencia e iniciarse en lo siguiente, en algo más adulto, comenzar una nueva etapa en un mundo raro, diferente, donde todo es más grande que tú y no hay luz ni guía en tu camino…

Es horroroso comprobar la realidad, y casi da miedo mirarla frente a frente.
Ya no vivimos los días, sino que deseamos que pasen cuanto más desapercibidos mejor.
Ya no nos importa el ser humano que camina con nosotros y los colores cálidos de nuestras mejillas se evaporan y nos convertimos en gusanos arrugados y feos, que se retuercen de dolor y frío y vacío y temor… no somos las mariposas bellas que en algún momento fuimos, no volamos, no sabemos, las alas se cayeron o nos las cortaron… ni siquiera caminamos, nos arrastramos por el suelo con el fin de no levantar la vista a la verdad… pero, ¿qué verdad? ¿La realidad? ¿La razón? ¿Dónde se ha quedado el sentido común, la racionalidad del ser humano que nos distingue de otras especies? ¿La evolución de nuestra raza es ahora un retorno al pasado?
Preguntas. Preguntas que ya no nos hacemos. Que nos resbalan por camisas o pantalones de la firma tal o que compramos donde los otros también lo hicieron…
¿Dónde ha ido a parar nuestra libertad? “En la Constitución, en las declaraciones de derechos, ¿no lo ven ustedes?” nos responden…
Mentiras. Un mundo lleno de ellas, que se ríen burlonas, grotescas, delante de nuestras propias narices y dejamos que lo hagan, porque ya nos da todo igual; nos hemos cubierto de una capa de aceptación, de sumisión más que de aceptación… parece que nos hemos colocado nosotros mismos las cadenas alrededor de nuestro cuerpo deforme, esquelético…
¿Y el corazón? “No lo escuchen, es malo para la salud; siendo buena persona y honrada y humilde no llegarás ni a besar suelas de zapatos, no sea tonto, para alcanzar el éxito hay que emperifollarse de los mejores atuendos y perfumes y, “solo” de vez en cuando, hay que decir “pequeñas” mentiras y atentar contra otros, pero no es “en absoluto” malo…”
¿Es a esto a lo que hemos llegado? Pues si el mundo es así de triste y cruel casi es mejor  suicidarse y quitarse del medio para siempre ¿no?
Esto parece un mundo al revés: el que es bueno es el tonto de turno, el que no llegará a nada en la vida, el que no puede estudiar lo que le gusta porque hacer Derecho o Economía o ADE es el futuro y es lo que se lleva, y si estudias Filosofía eres un pringado o no vales nada; y donde el sucio, el ladino, el mapache o zorro vil, el ladrón, o el chorizo (las cosas como son), son los reyes del mundo, los que dirigen todo lo que se extiende a sus pies, los que se regodean en su vanagloria en un sillón con posabrazos de marfil y cuentan billetes de 500 a miles con unos gigantes dedos gordos asfixiados con anillos enormes y colgantes de oro con el símbolo del dólar…



Y los demás, mientras tanto, descansamos al lado de una chimenea de la que no brota un fuego abrasador, sino de la que emana una corriente de frías y potentes flamas de agua saladas que chocan contra nuestros pensamientos nublados como olas que mueren satisfaciendo su venganza hiriendo a los acantilados de afiladas rocas…
Parece que el viento pretende ensuciar y descontrolar el sentido en este mundo.
Veloz, potente, como una manada de lobos con sed de sangre que se lanzan sobre la noche oscura aullando al inexistente cosmos tras su presa.
Un ritmo frenético acompaña su carrera y descansa tras el chillido enloquecedor de su instinto. Amenaza con gritos de furia y manos que se lanzan estranguladoras a la mente con el fin de acabar con ella.

Para el tiempo en el mismo momento en el que alcanza su gloria.
Penetra fuertemente trastornando a la propia locura y tan rápido como entró se va para siempre; con su misión cumplida, dejando al alma anoréxica y cabizbaja en un rincón, estrecha y sintiéndose violada; llorando finas gotas que vuele a beber. Humillada y hundida en la más alta desesperación, con el único anhelo de quitarse las ramas espinosas de sus ojos y, a ciegas, tirarse al vacío y morir allí, tirada, intentando acabar con tal insoportable sufrimiento entre sus últimos estertores de agonía al quedarse sola, aprisionada, rogándole al cielo que no se le caiga el mundo encima, que se corta las venas llorando sangre y emanando dolor mientras sus verdugos disfrutan misántropos de este, profanando carcajadas maníacas de sus gargantas de sapos y gallos de pescuezo retorcido, acumulando terreno en lo que su víctima clama por, aunque sea, una casita de cartas, una luna papel o un lucero en su vida…

Por otro lado todo se conecta y desconecta a la vez.
De nuevo las mentiras, las falsedades y los velos, caretas y máscaras que pasean burlonas ocultando su verdadera identidad.
Nadie sabe quien es quien, ni siquiera quién es uno mismo.
Y en esa carrera desmedida de encontrar o formarse una identidad nace un nuevo gusano: aquel que se disfraza para gustar no siendo quien es, quien hace cosas que jamás su voluntad le permitiría, que casi son perros adiestrados o rosas que se marchitan intentando ser claveles o robles…
Es la cumbre de la estupidez y de la hipocresía, donde muchos gusanos luchan por el primer puesto, que a su vez ostentan ya otros.
Jamás hubo cada día un baile de máscaras veneciano más ostentoso – y ridículo- como los que hay ahora.
Jamás hubo por el mundo tantos gusanos – y capullos- como los que se despliegan a lo largo de una caja con agujeros alimentados con las hojas de morera que sus “amos” eligen.

¿Y dónde ha quedado la poesía, la literatura clásica, la verdadera música y el teatro? “Eso no sirve para nada, es para sensibles cutres y viejas pasas, lo importante es la tecnología y las ciencias exactas, nada más.”
Ya nadie expresa sus verdaderos sentimientos por miedo a no caer en las redes del gusto mayoritario o no ser del agrado sus pensamientos…

Lo más bello nos lo roban, lo más despreciable nos lo ensalzan… ¿qué pasa en esta realidad? Nadie sueña por temor a hacerse ilusiones, ya no juegan ni se divierten como antes, ahora cuando se es pequeño se imita a los “mayores”: las niñas se visten con pañuelos largos y sombreros y se suben a tacones diminutos, maquillándose como si eso les fuera a salvar la vida o algo parecido, como si ocultarse las hiciera bellas, como si entendieran que los siglos de progreso conseguidos no van con ellas en absoluto y cuanto más crecen más gusanos se hacen y menos miran hacia adelante y hacia arriba…

¿Qué mundo es este que ha perdido su admiración por el arte, por la verdadera belleza, que solo entiende de dinero, capital y superficie física?

¿Qué mundo es este en el que tener 100 000 amigos en Facebook o 10 000 seguidores en Twitter es más importante que tener dos o tres amigos de verdad?
Me parece tan triste ver como ahora con las nuevas tecnologías y aplicaciones lo escrito también se ha vuelto efímero, como fluye igual que una conversación hablada y las letras de mano y pluma han dejado de representar ese ideal de perfección del lenguaje, derivada y dejada solo a unos pocos que sienten como aún lo escrito representa algo importante, aquellos cuya sangre se mezcla con tinta y que se mueven en estos dos ámbitos: entre un “tempus fugit” de palabras en un papel o en una pantalla y la eternidad de las mismas, permitiendo que quede un poco de aquello que fue oro vertido en los moldes de una imprenta…
Y ahora también los libros se suceden como las estrellas del pop.
Tal libro de cualquier autor tiene un gran éxito, y como escribe por el aplauso este libro tiene una media de dos continuaciones o secuelas, que no terminan de saber igual.
Tras pasar un año, más o menos, se lanzan las representaciones cinematográficas de dicho libro, y durante tres años (si consideramos 3 libros) ese autor o autora tiene un renombre tremendo.
Pero tras unos meses del estreno de esa última película no vuelve a haber nada más; la gente se cansa de esos libros, ya ha visto sus respectivas películas y aborrece ya la aparición de su autor o autora en todos los medios de comunicación.
Y entonces, como por arte de magia, surge un nuevo libro cuya temática es similar al anterior ya citado, pero con otros nombre y distinta trama (podemos hacer mención a los ejemplos de la fugacidad de los vampiros que vuelven tras el día a su respectivo ataúd o lo efímero de lo erótico y sexual, que tras pasar un determinado punto produce una fatiga total); y de nuevo volvemos a empezar, como un círculo vicioso, como un escarabajo pelotero haciendo una bola con las páginas de estos libros….



¿Es esta, en serio, la realidad en la que queremos vivir, y ofrecer como herencia, llena de humo infumable, de conocimientos adicionales y de miedo, temor, de ignorancia?

Ojalá muchos estén de acuerdo conmigo…
Pero bueno, esto no son más que pensamientos de otro gusanito más…


Abismo de tortura,
Conciencia programada,
Pasamos por el mundo sin pensar…
No importa el amor.
No importa la belleza.
El dolor está enquistado…
Desesperada sonata en una tonalidad ceniza menor
Se funde con los inútiles pensamientos de su compositor.

"Metamorfosis... Adolescencia"

Cóctel de Giga y charlestón.


Fiesta, sexo, alcohol y drogas;
Nada que perder y mucho que ganar.
La fuerte y pegadiza música inunda el lugar.
La vida es solo el tiempo que tienes para disfrutar.


Locura. Solo se define como locura. Saltar más alto de lo que nunca podrás llegar realmente.
Risas. Risas maniáticas, risas alegres y borrachas invaden al completo la sala asfixiante de la discoteca en la que un ritmo bravo y energético hace mover al compás los corazones de los jóvenes que bailan como pueden en espacios mínimos.
Es tal el calor que muchos se refrescan duchándose con fría sangría que tinta sus morenas pieles playeras y que actúa como sustituto del agua.
Beben como si les hicieses tragar con un embudo. Pierden el conocimiento y solo ven una ilusión de colores flúor que se inyecta en su cuerpo, haciéndolos irradiar tonos radiactivos. Se entremezclan bocas con fuerte sabores de mojitos y caipirinhas sabrosas frutales. El hielo se desparrama como rocas cayendo precipitadamente por una ladera por los cuerpos de los jóvenes.
Algunos intentan soportar su propio peso tirándose a los sofás abarrotados de la sala. Es prácticamente imposible no encontrar un rincón de las diferentes plantas en las que no se encuentren dos dementes dando rienda suelta a su pasión o al placer del momento.


Todo parece dar vueltas en sus cerebros: las brillantes bolas de discoteca parecen la luna de su mundo utópico, el dolor se extingue completamente y cada vez más a cada sorbo de alcohol…
Se puede observar la extrema sensualidad y lujuria que hay en la escena con brillantes lentejuelas de mil ojos que observan todo, signos y gestos provocadores que hacen derretirse a cualquiera de la habitación, tachuelas que simbolizan fuerza o los despampanantes cuerpos que bailan sin control ninguno entremezclándose, lamiéndose como se disfruta con un caramelo o una piruleta y mordiéndose con un fuego abrasador como hienas que desgarran a su presa indefensa antes de comenzar a reírse febrilmente y volver a empezar.

Apenas se ve, los jóvenes palpan a tientas, sin importarles lo que se les venga encima, van con el único propósito de olvidar todo y disfrutar hasta que Ella venga a por ellos y los lleve a su mundo sin retorno, pero hasta ese momento bailarán y beberán; se alimentarán del ritmo que beben y se emborracharán de lo que escuchan, saborearán todos los placeres más terrenales con la fuerza y la pasión que tiene las olas oscuras al chocarse bravamente contra los acantilados del delirio….





Algunos perecerán en medio de su propia locura, miles de voces inundarán sus oídos atrofiados haciéndolo insoportable….pero morirán en la gracia de saber que estaban pasándoselo de miedo en medio de una pesadilla envenenada con el jugo de una fruta prohibida, hasta darse cuenta de que han acabado su vida.

Pero mientras tanto, los otros velarán su cuerpo danzando al ritmo delirante apasionadamente dejándose caer en los vicios ninfómanos, alcohólicos, drogadictos y fiesteros…
 



Danza, salta, vive la vida.
No pares, apenas hay tiempo
Vive el momento.
No pares, el DJ pone nuestra canción.
Camarero, por favor, sírvanos un cóctel de Giga y charlestón.

"Metamorfois... infancia"

Nana de la mariposa recién nacida

  
Mecida en una cuna de sueños
Empieza a dar sus primeros pasos.
Despierta de su largo letargo.
Se estrena a la vida, a la inocencia.


Un potente ápice de luz cegadora hace que vuelva a querer a cerrar sus recién abiertos ojitos.
Es muy pequeña, es tremendamente frágil, es nueva en este mundo oscuro, acaba de nacer; diminuta, sin nada más que el capullo del sueño que la envolvía en su inocencia.
No sabe hablar, pobre, intenta decir algo, pero solo sabe regalar sonrisas y adorables gorgojos de felicidad infinita, que hacen derretirse al más helado corazón pétreo.
Tiene alas, unas finas y membranosas alas que no están del todo formadas.
Es lo más bonito y bello que ha caído en este planeta de destrucción y lamentos.
En cada lugar hay una. Una igual de pequeña, de guapa y de nueva que la misma que ahora contempla con curiosidad su hogar.
Casi no puede sostenerse en pie, y cuando intenta caminar se desploma al suelo.
Un calidoscopio de múltiples colores se funde en su mente.
Se mezclan con la alegría de vivir el optimismo y la benevolencia. Es dulce, ingenua, inocente, infantil, pero es feliz con la simple contemplación de sus recién estrenados sueños.
Caballitos voladores que mecen sus patas, payasos con la cara maquillada que hacen malabares con bolitas de cara sonriente, trenes de juguete que se dirigen a países maravillosos, muñecas que toman el té más dulce y se echan cucharaditas y terrones de deseos, avionetas que bombardean con explosiones de color, ositos de peluche buenos que se ayudan recíprocamente a atarse el nudo de la corbata, páginas de cuentos infantiles que fluyen por la habitación mezclándose unos con otros….

Todo forma parte de los sueños de un bebé que no conoce el mundo, que solamente sabe dar alegría a los que lo rodean , que no conoce el significado del dolor ni la furia, que sus únicas lágrimas son de gozo, que su lenguaje no son más sonrisas enormes de la más pura felicidad…

Pero ya es noche, y la pequeña mariposa empieza a bostezar. Ya la mece la Luna con todo el cuidado de una madre en una cuna de lindos sueños, ya las estrellas cantan una suave nana para adormecerla, ya el manto tranquilo y seguro de la noche la cubre con la intención de que no pase frío, ya mece el lucero y la estrella fugaz esa cuna de faldones plateados que caen como cascadas de una fuente sagrada, ya la mariposa solo oye a los caballitos relinchando juguetones, y a los payasos reírse contentos, y a las muñecas hablando felices… y encuentra un pensamiento a parte, una duda, y la duda se convierte en protagonista:

Napoleón conquistó América con su espadachín
Sir Francis Drake capitán pirata fue
y Dios con una mirada me sonrió cuando le pregunté
¿Y yo podré ser capitán y conquistar aún siendo chiquitín?
Sonríe satisfecha tras resuelto su problema. Duerme muy tranquila, muy a gusto arropada con el calor de los que la quieren, con la seguridad de quien no sabe, en la más pacífica ingenuidad.

Al cabo de un rato se despierta sin saber porqué, quiere seguir durmiendo, y llora porque no comprende.
La arrullan y la mecen con cariño y con amor, y de nuevo se vuelve a dormir con la música de una nana que se hace eco en sus oídos…


Abre ya tus lindos ojitos
Pequeño capullo de seda,
Empieza tu camino, mariposa bella.
Despliega ya tus alas de recién nacida,
Y duérmete, pequeña, con la nana de tu existencia.

"Metamorfosis... Embrión"

Minuet de la primavera a ciegas.


Se inicia el proceso.
Primero despacio, más lento;
Después será de tono alegre, contento.
¿Sobrevivirá? No se sabe;
¿Morirá? Tampoco es cierto.
Esperará  la llegada de una respuesta.

Uno… ¡plaf!... Dos… ¡plaf!...
Son los pasos a tientas de un alma que no sabe todavía si va a existir.
No hay ninguna luz que la pueda guiar; no hay pared o muro en el que sostenerse; apenas tiene un atisbo de esperanza al que pueda agarrarse.

Será esta la primera vez que se encontrará con la Muerte cara a cara. Solamente parte de dos opciones:
Si supera esta prueba iniciará un largo camino hacia la vida; sino será su única y última jugada.
Intentará pasarla, pues sabe que este encuentro puede ser solo un saludo, del segundo ultimátum ya no hay retorno.
Lucha. Lucha con todas sus fuerzas para demostrar que es digna de vivir, que merece el aliento de la existencia…
Sobrevive, sí. Ha conseguido salir a flote. Ha superado la prueba. Grita sin voz de alegría, porque sabe que va a vivir.

Tres… ¡plaf!...Cuatro… ¡plaf!...
Se cae muchas veces, no mantiene aún el equilibrio, no sabe dónde ir, desconoce el camino…pero, ¿el camino adónde? Aún sigue sumida en la incertidumbre, sin nada.
Palpa unas paredes inexistentes en las que no se sujeta. Se para. Se sienta en un mar de dudas. Intenta emitir sonido, no lo logra, todavía no hay palabras en su vocabulario…
Se tumba apoyada en una almohada de tinieblas en las que no penetra luz. No hay cielo, no se aprecian ni estrellas, ni luna, ni está guiada por un Sol… Duerme.

Despierta de su sueño hibernal. Su desnudo cuerpo se estremece al percibir un viento suave, más frío que cálido. No sé sabe de donde procede.
Por fin empieza su principio. Primero poco a poco, pero enseguida muy rápido los pétalos de los capullos de sus sentidos se desperezan.
A pesar de eso, aún no puede ver nada, aún no brilla con toda la fuerza su Sol…

El delicado viento nos trae a una primavera que comienza con su alegre baile de la esperanza, aunque se mueve despacio, casi lenta, para poder guiar a la nueva criatura a la senda de la vida.
Juegan. No sé sabe muy bien a que, pero se divierten juntas.
Mientras, más y más pétalos de todas las formas y colores llenan el suelo del que ya se desvanecen las dudas y las tinieblas.
Nuestra alma sigue moviéndose a tientas a lo largo de esta alfombra floral.
De repente comienzan a escucharse cantos. Estos son bellos y fuertes cantos que intentan atraer a esta alma a la vida.
Comienza a sonar un minuet en una tonalidad mayor.
La primavera salta, y todo se llena de gozo y júbilo. Estalla su mundo en risas, en alegres gritos de felicidad. Nuestra alma baila también…
Pero pronto se detiene y contempla que sigue sin salir el Sol.
Puede que no lo vaya a ver nunca. Puede que por pereza no haya querido abrir los ojos, o simplemente puede que se haya retrasado a observar el baile…

Se despierta en la noche sin fin.
Mira, palpa pero no sabe adónde ir.
La primera prueba con la Muerte espera.
Solo escucha el minuet a ciegas de la primavera.