martes, 4 de marzo de 2014

M.O.D.A.



M.O.D.A.

Anticuado, desfasado... Palabras que se almacenan en el cajón de los trapos sucios de la brillante señorita de la Moda. pero, ¿quién no ha recibido alguna vez una mirada burlona por no haber ido "a la moda"?

Ahora lo que se lleva es ser malote, vivir la vida como si fueras un jinete a lomos del fogoso corcel de la pasión, en una carrera desenfrenada.
los estudios y las buenas maneras quedaron allá por los siglos pasados. 

Y hace apenas unos lustros eras un lastre en el camino si no empeñabas tus esfuerzos en hacer algo con tu pellejo. Esto es la moda.

En mi opinión, el bastón de mando lo tiene ahora más que nunca esta egoísta y caprichosa dama, que de un momento a otro pone a su padre el Mundo patas arriba para que le consiga su nueva obsesión, obligando a los creadores a coger el exprimidor y sacarle todo el jugo a su pocha fruta, que está exhausta de tener que acostarse día sí y noche también con la novedad.

y somos, como nunca antes lo habíamos sido, esclavos sumisos a sus faldas, y la adoramos como si diosa fuera, incluso le hacemos ofrendas para que nos bendiga con su gloria: ese pantalón, esa canción que baila sobre la dignidad, ese programa que entrevista al horror...

Ella será, como fue y es, la controladora de nuestra garganta.

Lo dejo ya, que ahora está de moda no escribir. 


NOTA: Basado en un texto del padre Feijoo, de su obra "Teatro Crítico Universal", porque aunque sea del siglo XVIII, hay que reconocer que es un hombre de esta época. Un recuerdo a su persona. 


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