miércoles, 9 de marzo de 2016

Fahrenheit 419


            419 puede ser una cifra que no nos diga mucho. Quizás nos recuerde a la novela distópica de Ray Bradbury pero, en realidad, es el número de personas que en 2015 han muerto o están encarceladas por haber cometido uno de los mayores crímenes del mundo: buscar la verdad, denunciar la realidad y poner a la sociedad contra los Gobiernos. ¡Qué trágico delito!


Según el último informe de Reporteros Sin Fronteras, el país que goza de mejor libertad y abanderamiento de la democracia es Finlandia. Mientras que en el puesto 179/180 encontramos a Eritrea (una escisión de Etiopía) y, como no, Corea del Norte, fichados en negro junto con otros 20 países por tratarse de lugares donde la prensa libre no existe. 



Sabemos que en lugares donde las dictaduras totalitarias existen el control de los medios de comunicación es férreo y clave pero... ¿qué hay de la censura en los países "occidentales"? ¿Existe como tal? Según muchas de las constituciones que sostienen estos países la censura entendida como la revisión y modificación de información antes del salir del medio, su control, está prohibida. Pero la autocensura o el secuestro de publicaciones marcan la agenda mediática; bien porque los patrocinadores de dichos medios prohíben, lógicamente, que salgan noticias en su contra (como El Corte Inglés en España o el Banco Santander).



         De todos es conocido el caso de la redacción de Charlie Hebdo en Francia, pues ahora parece que se el terrorismo islámico controla todos los aspectos informativos y es capaz de quemar aquello que sienta que va en su contra.

Y esto no será lo último que mate al periodismo (véase el juego de palabras) 
China es, quizás, uno de los países donde la censura y la autocensura manda.

Mas debemos temer a una censura silenciosa, que se cuela en nuestros medios como si de una falsa coral se tratase. Una censura que así misma no se llama así. La moderna Neolengua. Pensaréis que me repito mucho con 1984 de Orwell, pero no me refiero  a su Newspeak, donde si no existen las palabras para hablar de un determinado concepto (libertad, por ejemplo), no se puede pensar en ello. 
Sin embargo, la Neolengua que vive asentada refugiada en países como el nuestro, liderada por las "oligarquías de papel" que pretenden controlar a los profesionales de la información es mucho más peligrosa es (por favor, si hay niños en la sala, sáquenlos, puede ser información no apta para lectores sensibles) : LO POLÍTICAMENTE CORRECTO.

           A simple vista parece que esté exagerando, pero cuando en los telediarios se habla de reorganización (en las empresas) por recesión económica muchos entenderán menos que si estuviera en chino, mientras que otros captarán al momento que estoy hablando, ni más ni menos, de EREs en la plantilla de las empresas por la crisis.
Shhh, palabras como CRISIS, REFUGIADOS, CORRUPCIÓN a veces aparecen disfrazadas, travestidas. Pero, algunos lo sabemos bien, aunque la mona se vista de seda, mona se queda

          Aunque también debemos temer a los medios tradicionales. Muchos me preguntarán: pero, ¿no se supone que los medios, gracias a la información que nos dan nos hacen más libres? MECCCC. ERROR. Es cierto que estamos rodeados de información, de tantísima información que nos agobia, nos ahoga. Abres Internet y los ojos te saltan de tantos datos correteando por la pantalla. Esos datos están controlados. Tienes que buscar mucho para encontrar lo que realmente buscas. Aquí (y me refiero a España por ser el caso más cercano), los que mandan son las empresas, los bancos (¡ya les gustaría mandar a los políticos!), el mercado en definitiva. Son ellos los que manejan la agenda mediática, son ellos lo que dictaminan qué sale y qué no. 
Estamos rodeados de una censura calimosa que se cierne sobre nosotros como la boina de contaminación. 
Por ello, muchos profesionales de la información combaten (el ciberactivismo del que hemos hablado en entradas anteriores) en la Red. El Ciberespacio aún no ha sido conquistado por los gobiernos. 

451º es la temperatura a la que se quema el papel, 419º es la temperatura a la que se quema la libertad de expresión. No hagan de los periodistas unos enemigos públicos. O venga, inténtenlo, hubo hombres-libro, también habrá personas-revolucionarias.
[comunicamos que este artículo no ha podido terminar de...]

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